Una entrada que espero que os remueva un poco la conciencia y empezemos a reciclar los móviles, ordenadores etc.. Se la debemos a Lesly Ayala
La palabra coltán es una abreviatura de
columbita-tantalita. De la mezcla de estos minerales podemos extrar el niobio y el tantalio, esenciales en la electrónica moderna.
La columbita y la tantalita son muy similares, con un aspecto oscuro y veteado. En realidad, podríamos decir que se trata del mismo mineral, con la fórmula
[(Fe,Mn)(Nb,Ta)2O6]. Si predomina el niobio frente al tantalio tenemos
columbita (más ligera), y si predomina el tantalio (en cuyo caso, siendo estrictos, la fórmula sería [(Fe, Mn)(Ta, Nb)
2O
6]) tenemos la
tantalita, que es más densa. El coltán es el nombre genérico que recibe la mezcla de ambas.
El interés de la explotación del coltán es fundamentalmente poder extraer el
tantalio (símbolo químico
Ta). Es un metal de transición muy resistente a la corrosión e inerte, por lo cual es muy valorado como sustituto del platino en la
instrumentación. Sin embargo su ‘boom’ llegó con la telefonía móvil.
Los
condensadores electrolíticos de tantalio son totalmente análogos a los más habituales de aluminio, por ejemplo. Sin embargo, con el tantalio podemos conseguir una mayor
capacidad (cualidad de almacenar carga eléctrica de un condensador) con un menor tamaño. Como los condensadores son vitales en cualquier dispositivo electrónico, a la hora de fabricar dispositivos portátiles interesa que dichos condensadores sean tan pequeños como sea posible.
Los principales yacimientos de coltán se encuentran en la República Democrática del Congo, que acumula el 80% de las reservas mundiales, seguida de Australia con un 10% y de Tailandia y Brasil, con un 5% cada uno. Aunque los yacimientos también se encuentran asociados a granitos alcalinos y minerales relacionados cuarzo o feldespatos, la mayor parte de la explotación se practica en los depósitos aluviales puesto que su recuperación es mucho más sencilla, pudiéndose emplear para ello utensilios de madera. Esta ha sido, precisamente, la causa de la explotación infantil en el Congo en condiciones de trabajo infrahumanas: se estima que
por cada kilo de coltán han muerto entre dos y tres niños.
Su explotación en África ha estado, y está, ligada a conflictos bélicos para conseguir el control de este material, condiciones de explotación en régimen de semiesclavitud, desastres medioambientales con gravísimas repercusiones en la fauna local de especies protegidas (gorilas, elefantes), e incluso a graves problemas de salud asociados con los arcaicos e infrahumanos métodos de explotación.
La comunidad internacional no es ajena a los problemas, pero los intereses comerciales son tan fuertes que hasta la fecha todas las medidas han quedado en papel mojado. Ya en 2001, el Consejo de Seguridad de la ONU subrayaba que "el papel del sector privado en la explotación de los recursos naturales y en la continuidad de la guerra ha sido determinante. Un número de compañías han estado implicadas y han impulsado la guerra directamente. Otras han facilitado acceso a recursos financieros, que han sido empleados para la compra de armas". El Consejo llegó a establecer un embargo a la importación y exportación de recursos ligados a estas actividades, so pena de sanciones, que nunca se han aplicado.
Por el momento, algunos fabricantes de electrónica, dentro de sus políticas de responsabilidad social corporativa, ya exigen a sus proveedores que el coltán no proceda del Congo, tal y como solicitó en 2001 la ONU. Es el caso de Nokia o Apple, que niegan que su coltán y otros minerales como el cobalto procedan de conflictos ilegales.
Un vídeo que a mí particularmente me ha impactado:
“Movilízate por la selva” es una campaña de reciclaje de móviles lanzada por el Instituto Jane Goodall España, con el apoyo de la primatóloga y conservacionista Jane Goodall, embajadora del Año del Gorila 2009, Premio Príncipe de Asturias 2003 y Mensajera de la Paz por Naciones Unidas.
La campaña propone alargar la vida útil de nuestros móviles, y a la vez ofrece a l@s ciudadan@s una forma sencilla y gratuita de aportar móviles en desuso (en funcionamiento o no), lo cual permitirá:
-reutilizar terminales y reducir la insostenible demanda de sus componentes
-reciclar elementos útiles y disponer adecuadamente de materiales tóxicos, evitando la contaminación del medio
-recaudar fondos para proyectos de apoyo al desarrollo de ciudadanos congoleños, y a los programas de educación y conservación en R. del Congo, como el del Centro de Recuperación de Chimpancés de Tchimpounga. Allí, el Instituto Jane Goodall cuida de más de 140 chimpancés rescatados, la gran mayoría llegados en pésimas condiciones tras ser decomisados a cazadores, traficantes o particulares
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