Por aquella época el fenómeno de la combustión se explicaba con la «teoría del flogisto», propuesta hacía setenta años. La teoría afirmaba que los metales estaban compuestos de cal (lo que hoy llamaríamos «óxido») más una sustancia misteriosa llamada flogisto. Al calentar un metal, escapaba el flogisto y dejaba tras de sí la cal
Junto con otros químicos reunió dinero para comprar un diamante, sobre el cual concentraron calor con ayuda de una gran lupa: el diamante ardió por completo y desapareció. Luego quemó también azufre y fósforo, y calentó estaño y plomo hasta obtener cal. La conclusión a que llegó fue que la combustión y la formación de cal entrañaban el mismo proceso natural. El azufre, el fósforo, el estaño y el plomo ganaban peso al quemarlos o reducirlos a cal.Algunos científicos habían sugerido que el peso aumentaba porque los materiales ganaban «partículas ígneas». ¿Qué era, pérdida de flogisto o ganancia de fuego?
Lavoisier realizó el siguiente experimento: Colocó un poco de estaño en un recipiente cerrado y lo pesó todo, incluido el recipiente. Luego pesó el recipiente. Al paso del tiempo apareció un residuo en el metal. Ya era sabido, como hemos indicado, que el residuo de un metal es más pesado que el metal en sí. Sin embargo, cuando Lavoisier pesó el recipiente, descubrió que la formación del residuo de estaño no aumentaba el peso del contenido del recipiente. El residuo en sí, era más pesado que el estaño original. Esto significaba que debía de haber ganado peso a expensas de algo que estuviera en el recipiente. Cuando Lavoisier abrió el recipiente, el aire se precipitó dentro y el sistema aumentó de peso. Este incremento era igual al peso extra del residuo. Así, pues, el residuo debía de haber tomado algo del aire original.
En el mismo año se logró un gran impulso mediante un experimento de Cavendish que trataba de demostrar lo contrario, la teoría del flogisto. Pensó que el “aire inflamable” que había preparado era flogisto, y que si añadía al “aire desflogistizado” conseguiría “aire flogistizado”. No consiguió nada de esto, tras realizar dicho experimento y recoger el vapor producido, averiguó que se condensaba en un líquido que demostró ser agua. Lavoisier s confirmó mediante experimento que el “aire inflamado” de Cavendish, era un gas al que el denominó hidrógeno (en griego creador de agua). El hidrogeno y el oxigeno combinados forman agua.
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