Aportación de Wendy Romero:
El término bioacumulación hace referencia a la acumulación neta, con el paso del tiempo, de metales (u otras sustancias persistentes) en un organismo a partir de fuentes tanto bióticas (otros organismos) como abióticas (suelo, aire y agua).Existen sustancias contaminantes que se incorporan a un organismo y no pueden ser excretados. Permanecen en el cuerpo en un estado invariable y se añaden durante toda la vida del organismo.
Los productos químicos dispersos en el medio ambiente acaban siendo almacenados en el tejido graso de los organismos vivos. La bioacumulación se produce cuando estos productos son trasmitidos a lo largo de la cadena alimenticia, por lo que acaban siendo acumulados, llegando a producirse concentraciones miles de veces superiores a la cantidad inicial que se encontraba en el ambiente. Por ello, el ser humano, que se alimenta de otros seres que se encuentran por debajo suyo en la cadena alimenticia y que han acumulado en sus organismos estas sustancias, absorbe grandes concentraciones de productos que tardan años en disolverse y que pueden conllevar graves riesgos para la salud. Desde hace más de medio siglo, el ser humano viene produciendo toda una serie de productos químicos para multitud de aplicaciones, hasta llegar a convertirse en muchos casos en productos imprescindibles para la vida cotidiana. Desgraciadamente, algunas de estas sustancias tienen efectos contraproducentes para el medio ambiente y la salud. Un claro ejemplo de ello son los pesticidas, conocidos también como plaguicidas, insecticidas o biocidas, unas sustancias que han reportado enormes beneficios a la agricultura o en la lucha contra enfermedades transmitidas por insectos, como el paludismo, la fiebre amarilla o el dengue. El desarrollo de la industria química ha permitido el desarrollo de pesticidas con un alto grado de eficiencia y a precios asequibles, de manera que son utilizados en todo el mundo. De hecho, se han encontrado importantes cantidades de insecticida en la grasa de animales como el oso polar o el pingüino, los cuales habitan en lugares tan distantes y extremos como el Ártico y la Antártida, respectivamente
Así, las mareas negras dejan secuelas que pueden llegar a durar años. En el caso del "Prestige", un informe de la organización ecologista WWF/Adena indica que existen altas posibilidades de bioacumulación por el hidrocarburo derramado. Por otra parte, el ser humano no es el único que crea productos químicos tóxicos. Las plantas que se ingieren habitualmente producen toda una serie de toxinas de manera natural como método de defensa contra hongos, insectos y otros animales. En definitiva, casi todos los productos químicos que se consumen son de origen natural, de los que sólo una pequeña porción ha sido convenientemente analizada. Sin embargo, los posibles riesgos que estos pesticidas naturales pueden tener se compensan por los grandes beneficios que tiene una alimentación rica en frutas y verduras.
Las mitocondrias poseen un genoma propio. Un genoma de doble hélice circular, como el de las bacterias, que se replica independientemente de cuándo lo haga el núcleo celular aunque, para su desgracia, precisa del concurso de algunos genes nucleares para poderse dividir totalmente.
Cada célula posee alrededor de 100.000 mitocondrias lo que nos lleva a preguntarnos como una mutación en una de ellas puede extenderse a toda la población. Esto se hace con un proceso denominado segregación replicativa: las células que se dividen dejan en herencia cada vez más mutantes, hasta que las mitocondrias no mutantes desaparecen. Si unimos este fenómeno con el hecho de que la tasa de mutaciones de las mitocondrias es bien conocida y muy constante, en comparación con la del genoma nuclear, y que además no sufre de recombinación, tenemos una herramienta perfecta para evaluar los antecesores de una mitocondria concreta o de un grupo de ellas siempre que ese humano sea una mujer, porque lo que se rastrea son las mitocondrias que sólo aporta el óvulo. Se trata, pues, de un reloj molecular óptimo.
Los genes experimentan mutaciones y estas mutaciones se pueden ver reflejadas en las proteínas que codifican. Se ha podido observar que en especies para las cuales se conoce el tiempo de separación en el árbol filogenético gracias a métodos paleontológicos, el número de aminoácidos diferentes en una misma proteína de las dos especies se puede correlacionar muy bien con el tiempo de separación.
Algo similar ocurre con el ADN. En esto consisten los relojes moleculares. Las mutaciones que sufre este ADN suelen ser neutras, de modo que la selección no las elimina y se pueden rastrear. La idea es la siguiente: partiendo de un determinado número de genomas mitocondriales procedentes de personas de diferentes lugares del planeta, se van comparando y trazando semejanzas, realizando al tiempo una especie de "árbol genealógico mitocondrial" en el que, al final, se tendrá una sola mitocondria que sería de la que derivaron todas las demás.
Esto no significa que esta mitocondria sea la progenitora de todos los linajes humanos, pues la gran mayoría se han extinguido; esta mujer sería la que, gracias al azar, dio lugar a esa genealogía descrita. El nombre que se la ha dado a esa mujer es el de Eva, de ahí el equívoco de considerarla la madre de todo el género humano. Si aún no está claro, podemos intentar el siguiente ejercicio intelectual.
Supongamos una población con 100 madres, de modo que cada nueva generación tendrá 100 hijas; pero no todas las madres tienen hijas y, algunas, tiene más de una. Si no hay hija, esa línea materna se extingue, ocurriendo esto con todas las líneas tarde o temprano, hasta que quede una sola. Eva sería, en palabras de Allan C. Wilson y Rebecca L. Cann, "la feliz mujer cuyo linaje permanece". Estos dos investigadores publicaron a principios de los años 90 los pirmeros estudios de este tipo.Trabajaron con 182 tipos distintos de ADN mitocondrial de 241 individuos, logrando hacer 27 linajes basados en el ADN mitocondrial. El árbol que construyeron constaba de dos ramas principales, africanos y no africanos, y, al final, ambas ramas conducían a individuos africanos.
Por ejemplo, estimaron que las poblaciones de Nueva Guinea y Australia se fundaron hace entre 50 y 60.000 años. Los neoguineanos son, por ejemplo, un buen caso a tratar. Por el estudio de sus lenguas, extremadamente diversas para tratarse de una misma isla, se sospechaba que la colonización de esa isla no debió de ser única. Con el ADN mitocondrial se mostraron varias ramas dentro de los neoguineanos, lo que indicaba que el antepasado común de ambos no se encontraba en la isla, sino fuera de ella: probablemente, varias "madres" diferentes con parentesco en Asia fundaron esa población. Esto demuestra que pobladores emparentados por una raza no tienen por qué estarlo en su ADN mitocondrial. Y también ocurre lo contrario: poblaciones hoy separadas y consideradas de grupos raciales diferentes, presentan marcadores de ADN mitocondrial comunes, como es el caso de algunos grupos de indios americanos con europeos y asiáticos.
Esta entrada me toca de cerca ya que mis padres son de las Islas Canarias. Se la debemos a Elena González: Los orígenes de los primitivos de las Islas Canarias, es decir, los Guanches, son todavía un misterio. Los Guanches eran altos, bien desarrollados y muchos tenían los ojos azules, investigaciones esqueléticas mostraron que los hombres medían entre 1,75 metros y 1,82 metros, siendo los hombres de Fuerteventura, los más altos de todos, con una estatura media de 1,82 metros. Esqueletos preservados en el Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife y Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria, muestran que los Guanches tenían unos huesos inmensos y gruesos indicando que poseían una gran fuerza. Cuando alguien moría, lavaban el cuerpo, y lo rellenaban día tras día con ungüentos hechos con diversas plantas y minerales cuya receta desconocemos. Ponían el cuerpo al sol, y así durante varias semanas, hasta que quedaba seco. Llamaban xaxo a la momia.
Sabemos por investigaciones antropológicas y del estudio de los grupos sanguíneos que los guanches llegaron desde el norte de África. Lo que desconocemos es la forma en que lo hicieron. La hipótesis más aceptada es la de que fueron transportados por fenicios, romanos o cartagineses, entre 500 y 1.000 años antes de Cristo.
Pero nuestro material genético guarda una revelación que no concuerda con esta idea. Contrariamente a lo que muchos canarios piensan, la población guanche no desapareció. Los conquistadores no vinieron con sus mujeres desde la península, sino que compartieron lecho con las indígenas, transmitiéndose así la información genética de los guanches hasta la población canaria actual. La genética comparada entre las poblaciones bereberes actuales y la canaria confirman que los guanches tenían un origen bereber. Sin embargo, las investigaciones del ADN mitocondrial (las mitocondrias son unos orgánulos que se encuentran en las células y que solo se transmiten por línea materna), desvelan que existe un marcador genético que aporta unas pistas insospechadas sobre nuestro origen.
El ADN es la molécula que almacena nuestra información genética y es la que permite que transmitamos a los hijos los genes que heredamos de nuestros padres. Sin embargo, esta transmisión no siempre es exacta; a veces se producen errores en la replicación del ADN y se originan mutaciones. Con el tiempo, transcurridas varias generaciones, estas mutaciones pueden ser utilizadas como marcadores genéticos para caracterizar a una población. Un aspecto interesante es que los errores en la replicación del ADN son acumulativos con el tiempo y pueden utilizarse como una especie de reloj. En nuestro caso el reloj de las mutaciones revela que el linaje guanche es más antiguo de lo que se pensaba. El marcador genético U6b1, presente en las mitocondrias de la población canaria no se encuentra en ninguna otra parte del norte de África (aunque sí en algunas regiones de la península donde se supone que llegó como consecuencia del tráfico de esclavos guanches).
Sólo existen dos posibilidades: o es una mutación que se originó después de que los guanches llegaran a Canarias o se perdió entre los habitantes del norte de África. A no ser que hubiese una extinción étnica en el continente, lo que parece más probable es que el U6b1 emergió en el archipiélago. Y, si esto es así, nos encontramos con una sorpresa al datar su antigüedad. El reloj molecular indica que U6b1 tiene entre 4.000 y 8.000 años de antigüedad, es decir surgió cuando todavía ningún barco fenicio, cartaginés o romano surcaba el mediterráneo. Nuestros ancestros no pudieron haber llegado en ninguna suerte de ferry de origen mediterráneo porque todavía no existían naves que pudiesen hacer la travesía hasta Canarias. Deberíamos buscar otra explicación. Podríamos aventurar que nuestros antepasados llegaron a través del mar por sus propios medios. El problema surge si tenemos en cuenta que los guanches no parecían disponer de conocimientos ni medios de navegación para transportar a familias enteras junto con sus perros, cabras y cerdos. Si vinieron en sus propios barcos, estos tendrían que parecerse al arca de Noé, lo que requiere un nivel tecnológico inalcanzable para un pueblo de la edad de piedra. Lo único que sabemos con certeza es que los guanches estaban aquí cuando llegaron los conquistadores y que tuvieron que venir desde África. El cómo lo hicieron es algo que permanece oculto en la niebla del tiempo. Esa es la gran incógnita que acompaña a los guanches”
Si nos detenemos unos minutos a pensar en cuántos productos electrónicos tuvimos (y tendremos) en lo que va de nuestras vidas, quizás podamos llenar un cuarto de nuestra casa, o más. Lo que nunca nos preguntamos es a dónde van a parar todos esos productos que desechamos
El avance tecnológico de los últimos veinte años con la llegada de los dispositivos personales (ordenadores, móviles, calculadoras) y la modernización de las comunicaciones ha incrementado de manera exponencial el consumo de productos electrónicos, los cuales poseen una compleja fabricación donde se mezclan cientos de materiales, en su mayoría, no degradables en forma natural y altamente tóxicos para nuestro planeta.
Estos nuevos residuos conocidos como “E-Waste” o chatarra electrónica se han convertido en el 5% del total de la basura generada en el planeta tierra (sin contar la basura espacial orbitando fuera de la atmósfera, producto de la baja del servicio de satélites y cohetes de transporte) y según el NRC (National Recycling Coalition) de los Estados Unidos, las 20 millones de ordenadores personales que quedaron obsoletos sólo en ese país hasta 1998 se incrementarán a más de 500 millones para fines de 2010, sin contar la avanzada de la televisión digital, la cual está obligándonos a jubilar nuestros viejos televisores de tubo de rayos catódicos. Si a estas cifras le sumamos los equipos de comunicación industriales, los teléfonos móviles, los controladores electrónicos de portones, puertas, controles remotos y equipos de medicina, sin una acción concentrada de los grandes fabricantes de electrónica y la reeducación de los consumidores, el futuro del mundo será muy negativo.
El reciclado y la reutilización de estos productos podrían disminuir en forma drástica la cantidad de E-Waste que generamos en la actualidad. La Unión Europea calcula que los cerca de 20 millones de toneladas de RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos) que se producen por año en ese continente podrían generar casi 5 millones de toneladas de metal reutilizable, con el consecuente ahorro de extracción y producción. Lamentablemente, mucha de esta basura se comercializa entre países productores y otros en vías de desarrollo, que ven (a través de sus gobernantes de turno) la importación de basura electrónica como una opción de intercambio comercial. Estos convenios de acumulación de basura sin controles ni políticas de reciclado, terminan convirtiendo a países como China en cyberbasurales.
En muchos países ya existen normativas para la fabricación, desecho y reutilización de productos electrónicos, lo que en la mayoría de los casos requiere de una fuerte inversión económica inicial pero en el largo plazo implica un importante ahorro de costos, sobre todo en la extracción de productos derivados de minerales o del petróleo. El principal problema actual es la responsabilidad del fabricante luego de que el consumidor desecha su producto.
En este video de Greenpeace Argentina se clarifica un poco el dilema local del compromiso del fabricante luego del descarte del producto, normativa similar a la que se quiere implementar a nivel mundial con las compañías de electrónicos, incluso sancionando con bloqueos de exportación a quienes no las cumplan
El 31 de octubre de 1794, el físico y químico británico John Dalton presentó un ensayo en el que describía una anomalía de la visión que hoy se conoce como daltonismo.
Dalton sabía muy bien de lo que estaba hablando cuando presentó ante la Sociedad Literaria y Filosófica de Manchester su primer trabajo, Extraordinary Facts Relating to the Vision of Colours; es decir: Hechos extraordinarios relacionados con la visión de los colores.
Y Dalton lo sabía muy bien porque él padecía esa alteración de las células de la retina, que se transmite en forma hereditaria y afecta aproximadamente, con diversos grados de particularidades, a un 8 por ciento de la población masculina y sólo de manera ocasional a las mujeres.
En sus trabajos como investigador, sufrió en carne propia no distinguir algunos colores, lo que lo llevó a realizar experimentos fallidos al confundir los frascos de los reactivos que utilizaba.
Las teorías de Dalton han sido fundamentales para el devenir de la ciencia moderna, nada menos que el enunciado de que, básicamente, todo lo que hay en el universo está compuesto de átomos.
Tanto él como su hermano sufrían esta anomalía, y su vida cotidiana tuvo bastantes contratiempos, algunos graciosos, como cuando fue recibido por el rey británico Guillermo IV y llevaba su toga de la Universidad de Oxford, que creía de un discreto color gris cuando en realidad era rojo escarlata. Tampoco podía diferenciar el naranja ni el verde, que para él pertenecían a la gama del amarillo.
Se dice que varios famosos fueron daltónicos, como Mark Twain, Paul Newman y Bing Crosby; y se puede agregar a la lista Bill Clinton y Keanu Reeves.
Gracias a Wendy, Laura, Cristina y Maria acuña por colaborar en esta entradas sobre Dalton
Una gran aportación de Cristina Harto sobre un efecto poco conocido de la contaminación del CO2 en los océanos. Es muy interesante:
Desde la revolución industrial hasta nuestros días la acidez del agua aumentó en un 30%.
Más de 150 especialistas en ciencias del mar de 26 países solicitaron en la “Declaración de Mónaco” a los responsables de la elaboración de políticas que emprendieran una acción inmediata a fin de reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y evitar así la posibilidad de que la acidificación de los océanos dañe extensiva y gravemente los ecosistemas marinos. Los científicos señalaron que la acidez en los océanos ya es perceptible y que se está incrementando.
El océano absorbe el CO2 de las actividades humanas a un ritmo de 22 millones de toneladas por día, eliminando así el 30% del CO2 emitido a la atmósfera cada año. Este valioso servicio proporcionado por las aguas marinas puede tener un alto costo ecológico. Y es que nuestra capacidad de emitir dióxido de carbono es mayor que la capacidad del océano para absorberlo, lo que está alterando la química de los mares y causando una progresiva acidificación.
Cuando el CO2 se disuelve, reacciona con el agua para formar un equilibrio entre especies químicas iónicas y no iónicas: el dióxido de carbono libre en disolución (CO2 (aq)), el ácido carbónico (H2CO3), el bicarbonato (HCO3-) y el carbonato (CO32-). El CO2 disuelto en el agua incrementa también de concentración el ión hidrógeno en el océano, descendiendo así el pH oceánico.
Desde la época de la Revolución Industrial (250 años atrás), las concentraciones de CO2 han ascendieron de 280 a 387 partes por millón (ppm), incrementando en un 30% la acidez del agua y se estima que para el 2060 ascienda a un 120%. Se calcula que se ha reducido a nivel global en alrededor de 0,1 puntos. Con las emisiones de CO2 actuales, las estimaciones apuntan a que el pH caerá entre 0,3 y 0,4 puntos adicionales para 2100.
La acidificación del océano no sólo está disminuyendo progresivamente la capacidad de muchos organismos de construir sus conchas, sino que también afectará progresivamente la estructura y funcionamiento de los ecosistemas marinos. Esta alteración podría disparar una reacción de impactos en cadena a través de la red trófica marina, disminuyendo la disponibilidad de plancton que es una fuente vital de alimento para muchas especies marinas, reduciendo la supervivencia de larvas de peces y crustáceos que son particularmente vulnerables a la acidez de las aguas, afectando la construcción de los arrecifes de coral (considerados viveros de especies).
Los mamíferos marinos es otro de los grupos que serían afectados por estos cambios en los niveles de ph del mar, ya que a medida que los océanos se hagan más ácidos, los sonidos viajarán más lejos por debajo del agua, particularmente, al parecer, aquellos sonidos de frecuencias por debajo de unos 3,000 ciclos por segundo. Esta gama de sonidos incluye principalmente los de baja frecuencia que son usados por los mamíferos marinos para encontrar alimento y compañeros. Por lo tanto en el futuro, un océano ácido puede ser un lugar muy ruidoso para los mamíferos marinos tales como ballenas y delfines. Las investigaciones sugieren que actualmente en el océano el sonido podría estar viajando un 10% mas lejos de lo que ocurría hace algunos centenares de años. Se estima que para el 2050 los sonidos podrían viajar un 70% más lejos en algunas áreas del océano.
Los arrecifes de coral también pueden verse particularmente afectados por el efecto combinado de la decoloración de los corales causado por el aumento de la temperatura del agua y la acidificación del océano. Un estudio del 2009 reveló que los corales de la Gran Barrera de Coral han reducido ya sus tasas de calcificación, probablemente en respuesta a la combinación de los impactos de la acidificación y el calentamiento. Otro estudio publicado en la revista de la Proceedings of the National Academy of Sciences de EEUU, el aumento de la acidez del agua en océanos causado por la absorción de CO2 de la atmósfera afecta el sistema olfativo, de reconocimiento familiar, y de orientación de los peces, además de su capacidad para encontrar refugios adecuados para sobrevivir.
Los científicos han realizado periódicas evaluaciones en los mares de Hawai, Las Bermudas y Las Canarias, así como en el Pacífico Norte y los resultados muestran claramente esta tendencia de acidez en el mar que guarda relación directa con el incremento de las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera. En la Declaración de Mónaco los científicos advirtieron claramente que las repercusiones negativas de este fenómeno sólo se podrá evitar tomando medidas que limiten en el futuro el nivel de CO2 que se concentra en la atmósfera. Con el aumento del pH y de la temperatura en el mar, la capacidad del océano de absorber el CO2 atmosférico se reducirá, lo que incrementará el cambio climático. La conclusión es muy clara, el ritmo con el que se acidifica los océanos depende de la velocidad a la cual emitimos CO2 a la atmósfera. Cada uno de nosotros podemos contribuir reduciendo nuestras propias emisiones y compartiendo esta información con otras personas
Dalton formuló su teoría atómica en 1803. Aunque propuso que los compuestos estaban formados por la combinación de átomos de elementos diferentes en proporciones definidas por números enteros pequeños, también sugiere que los átomos se diferencian entre sí en tamaño forma y otras propiedades. Explicaba que todos los átomos del mismo elemento eran exactamente iguales, pero sus cualidades variaban de un elemento a otro
Las hipótesis sobre la naturaleza de la materia, en las que se basa la teoría atómica de Dalton, pueden resumirse como sigue:
Los elementos están formados por partículas extremadamente pequeñas llamadas átomos. Todos los átomos de un mismo elemento son idénticos, tienen igual tamaño, masa y propiedades químicas. Los átomos de un elemento son diferentes a los átomos de todos los demás elementos.
Los compuestos están formados por átomos de más de un elemento. En cualquier compuesto, la relación del número de átomos entre dos de los elementos presentes siempre es un número entero o una fracción sencilla.
Una reacción química implica sólo la separación, combinación o reordenamiento de los átomos: nunca supone la creación o destrucción de los mismos
La primera hipótesis establece que los átomos de un elemento son diferentes de los átomos de todos los demás elementos. Dalton no intentó describir la estructura o composición de los átomos. Tampoco tenía idea de cómo era un átomo, pero se dio cuenta de que la diferencia en las propiedades mostradas por elementos como el hidrógeno y el oxígeno, sólo se puede explicar a partir de la idea de que Los átomos de hidrógeno son diferentes de los átomos de oxígeno.
La segunda hipótesis sugiere que, para formar un determinado compuesto, no solamente se necesitan los átomos de los elementos correctos, sino que es indispensable un número específico de dichos átomos. Esta idea es una extensión de una ley publicada en 1799 por el químico francés Joseph Proust. La ley de las proporciones definidas de Proust establece que muestras diferentes de un mismo compuesto siempre contienen los mismos elementos y en la misma proporción de masa.
La tercera hipótesis de Dalton es una forma de enunciar la ley de la conservación de la masa, la cual establece que la materia no se crea ni se destruye. Debido a que la materia esta formada por átomos, que no cambian en una reacción química, se concluye que la masa también se debe conservar. La brillante idea de Dalton sobre la naturaleza de la materia fue el principal estímulo para el rápido progreso de la química durante el siglo XIX.
Esta entrada debería corresponder al mes de Febrero, pero por los exámenes lo hemos retrasado hasta ahora John Dalton, hijo de un humilde tejedor, nació el 6 de septiembre de 1766, en Eaglesfield, Cumberland (hoy Cumbria),Inglaterra. Estudió inicialmente en una escuela rural y su progreso fue tan rápido que a la edad de doce años se convirtió en maestro de la escuela. Siete años más tarde llegó a ser director de la misma. En 1793 se trasladó a Manchester y allí se estableció para el resto de su vida. En principio, enseñó matemáticas, física y química en un colegio. No obstante, cuando pensó que estas obligaciones docentes interferían sus estudios científicos, renunció al puesto y aceptó alumnos privados, a quienes enseñaba matemáticas y química, para sufragar sus gastos. Dalton nunca se casó y siempre vivió de una forma sencilla y humilde, incluso cuando alcanzó fama.
Las primeras investigaciones científicas de Dalton se desarrollaron en el campo de la meteorología y esta pasión le acompañó toda su vida; diariamente efectuaba observaciones de la temperatura, presión barométrica y pluviométricas. En sus estudios sobre la meteorología desarrolló varios instrumentos de medición y propuso por primera vez que el origen de la lluvia se encuentra en el descenso de la temperatura. En este ámbito estudió también las auroras boreales, y determinó que éstas están relacionadas con el magnetismo de la Tierra.
Coleccionaba mariposas y estudiaba los caracoles, las garrapatas y los gusanos. También medía su ingesta de alimentos y la comparaba con los residuos producidos por sus organismo. Preparaba su ingreso en la escuela de medicina, pero su familia lo desanimó por falta de dinero y de confianza en él.
A la edad de 26 años (1792), Dalton descubrió que ni él ni su hermano eran capaces de distinguir los colores. Le regaló a su madre unas medias (que él creía azules) y ella le preguntó sorprendida cuál era la razón por la que le daba unas medias de color escarlata, que no era apropiado para una mujer cuáquera. En su primer artículo científico importante, John Dalton proporcionó una descripción científica sobre este fenómeno que posteriormente se conoció con el nombre de daltonismo.
En 1801 enunció la ley de las presiones parciales y la de las proporciones múltiples. En 1805 expuso la teoría atómica en la que se basa la ciencia física moderna. Demuestra que la materia se compone de partículas indivisibles llamadas átomos. También ideó una escala de símbolos químicos, que serán luego reemplazadas por la escala de Berzelius.
Aunque fue miembro de la Real Sociedad desde 1822 y en 1825 recibió la medalla de esta sociedad científica por su trabajo en la teoría atómica, Dalton siempre se consideraba a sí mismo sobre todo un docente, que se ganó la vida dando clases y conferencias hasta 1833, cuando fue premiado con una pensión civil anual. El 27 de julio de 1844 falleció de un ataque al corazón.
Más de 40.000 personas acudieron al funeral para presentar sus respetos al científico.
Se denomina obsolescencia programada u obsolescencia planificada a la determinación, planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible tras un período de tiempo calculado de antemano, por el fabricante o empresa de servicios, durante la fase de diseño de dicho producto o servicio.
La obsolescencia programada tiene un potencial considerable y cuantificable para beneficiar al fabricante dado que el producto va a fallar en algún momento, obligando al consumidor a que adquiera otro producto nuevamente, ya sea del mismo productor (mediante la adquisición de una parte para reemplazar y arreglar el viejo producto o mediante la compra de un modelo del mismo más nuevo), o de un competidor, factor decisivo que también se prevé en el proceso de obsolescencia programada.
Para la industria, la obsolescencia programada estimula positivamente la demanda al alentar a los consumidores a comprar de forma artificialmente acelerada nuevos productos si desean seguir utilizándolos.
La obsolescencia programada se utiliza en una alta diversidad de productos. Existe el riesgo de una reacción adversa por parte de los consumidores al descubrir que el fabricante invirtió en diseñar que su producto se volviese obsoleto más rápidamente, haciendo que sus consumidores cambien a la competencia, basando su elección en la durabilidad y calidad del producto. La obsolescencia programada fue desarrollada por primera vez entre 1920 y 1930, momento en el que la producción en masa empieza a forjar un nuevo modelo de mercado en el cual el análisis detallado de cada parte del mismo pasa a ser un factor fundamental para lograr su éxito. La elección de fabricar productos que se vuelvan obsoletos de manera premeditada puede influir enormemente en la decisión de cierta empresa sobre su arquitectura interna de producción. Así, la compañía tiene que sopesar si utilizar componentes tecnológicos más baratos satisface o no la proyección de vida útil que estén interesados en darle a sus productos. Estas decisiones forman parte de una disciplina conocida como ingeniería del valor. El empleo de la obsolescencia programada no siempre es tan fácil de determinar, y se complica aún más al entrever otros factores relacionados como pueden ser la constante competencia tecnológica o la sobrecarga de funciones que si bien pueden expandir las posibilidades de uso del producto en cuestión también pueden hacerlo fracasar rotundamente.
ESPERO QUE SIRVA PARA REMOVER CONCIENCIAS Y QUE DEJEMOS DE SER TAN CONSUMISTAS. QUIERO COMENTARIOS