Desde la revolución industrial hasta nuestros días la acidez del agua aumentó en un 30%.
Más de 150 especialistas en ciencias del mar de 26 países solicitaron en la “Declaración de Mónaco” a los responsables de la elaboración de políticas que emprendieran una acción inmediata a fin de reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y evitar así la posibilidad de que la acidificación de los océanos dañe extensiva y gravemente los ecosistemas marinos. Los científicos señalaron que la acidez en los océanos ya es perceptible y que se está incrementando.
El océano absorbe el CO2 de las actividades humanas a un ritmo de 22 millones de toneladas por día, eliminando así el 30% del CO2 emitido a la atmósfera cada año. Este valioso servicio proporcionado por las aguas marinas puede tener un alto costo ecológico. Y es que nuestra capacidad de emitir dióxido de carbono es mayor que la capacidad del océano para absorberlo, lo que está alterando la química de los mares y causando una progresiva acidificación.
Cuando el CO2 se disuelve, reacciona con el agua para formar un equilibrio entre especies químicas iónicas y no iónicas: el dióxido de carbono libre en disolución (CO2 (aq)), el ácido carbónico (H2CO3), el bicarbonato (HCO3-) y el carbonato (CO32-). El CO2 disuelto en el agua incrementa también de concentración el ión hidrógeno en el océano, descendiendo así el pH oceánico.
Desde la época de la Revolución Industrial (250 años atrás), las concentraciones de CO2 han ascendieron de 280 a 387 partes por millón (ppm), incrementando en un 30% la acidez del agua y se estima que para el 2060 ascienda a un 120%. Se calcula que se ha reducido a nivel global en alrededor de 0,1 puntos. Con las emisiones de CO2 actuales, las estimaciones apuntan a que el pH caerá entre 0,3 y 0,4 puntos adicionales para 2100.
La acidificación del océano no sólo está disminuyendo progresivamente la capacidad de muchos organismos de construir sus conchas, sino que también afectará progresivamente la estructura y funcionamiento de los ecosistemas marinos. Esta alteración podría disparar una reacción de impactos en cadena a través de la red trófica marina, disminuyendo la disponibilidad de plancton que es una fuente vital de alimento para muchas especies marinas, reduciendo la supervivencia de larvas de peces y crustáceos que son particularmente vulnerables a la acidez de las aguas, afectando la construcción de los arrecifes de coral (considerados viveros de especies).
Los mamíferos marinos es otro de los grupos que serían afectados por estos cambios en los niveles de ph del mar, ya que a medida que los océanos se hagan más ácidos, los sonidos viajarán más lejos por debajo del agua, particularmente, al parecer, aquellos sonidos de frecuencias por debajo de unos 3,000 ciclos por segundo. Esta gama de sonidos incluye principalmente los de baja frecuencia que son usados por los mamíferos marinos para encontrar alimento y compañeros. Por lo tanto en el futuro, un océano ácido puede ser un lugar muy ruidoso para los mamíferos marinos tales como ballenas y delfines. Las investigaciones sugieren que actualmente en el océano el sonido podría estar viajando un 10% mas lejos de lo que ocurría hace algunos centenares de años. Se estima que para el 2050 los sonidos podrían viajar un 70% más lejos en algunas áreas del océano.
Los arrecifes de coral también pueden verse particularmente afectados por el efecto combinado de la decoloración de los corales causado por el aumento de la temperatura del agua y la acidificación del océano. Un estudio del 2009 reveló que los corales de la Gran Barrera de Coral han reducido ya sus tasas de calcificación, probablemente en respuesta a la combinación de los impactos de la acidificación y el calentamiento. Otro estudio publicado en la revista de la Proceedings of the National Academy of Sciences de EEUU, el aumento de la acidez del agua en océanos causado por la absorción de CO2 de la atmósfera afecta el sistema olfativo, de reconocimiento familiar, y de orientación de los peces, además de su capacidad para encontrar refugios adecuados para sobrevivir.
y otro gran vídeo
Actualmente se está observando una rápida acidificación en los océanos del mundo debida según se cree a las actividades humanas desde la revolución industrial y relacionada con la emisión de gases de efecto invernadero. Desde que se tienen registros, antes de la revolución industrial (s.XVIII) hasta la fecha, el pH marino ha pasado de 8,179 a 8,104. Puede parecer un cambio pequeño pero hay que tener en cuenta que el pH es una escala logarítmica y ese cambio supone un aumento del 30% de la concentración media de protones en el agua marina.
ResponderEliminarLa causa de la presente acidificación de las aguas es uno de los efectos del aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, concretamente, del CO2. De forma natural y como parte del ciclo del carbono, el océano actúa como sumidero para torno al 25-30% del CO2. Este efecto es a priori positivo ya que reduce la intensidad del cambio climático, pero parece que nada sale gratis en la naturaleza. El dióxido de Carbono se disuelve en el océano y provoca un aumento de la acidez del mismo al combinarse con agua para formar ácido carbónico que se ioniza parcialmente en protones e iones bicarbonato.
CO2(g) + H2O (l) → H2CO3 (aq) → HCO3-(aq) + H+(aq)
De hecho la acidez de agua marina es determinada en buena medida por la concentración de CO2 disuelta en la misma. Dado que la concentración de este gas en el agua depende en buena medida de la concentración del mismo en la atmósfera, se deduce que el aumento (antropogénico o de otra causa) de la concentración de CO2 atmosférico causará un aumento de la concentración de CO2 en el agua y por tanto una disminución del pH de la misma.
La acidificación es un fenómeno preocupante por lo incontrolable de su alcance y de sus efectos. Al tener el potencial de afectar a escalones próximos a la base de las cadenas tróficas de prácticamente todos los ecosistemas marinos puede provocar grandes alteraciones en las poblaciones de prácticamente todas las especies.
Un gran número de especies marinas pueden verse en peligro de seguir aumentando. Pueden extinguirse local o globalmente. Aún obviando que cualquier especie tiene el mismo derecho a existir que nosotros, el colapso de una especie sin interés comercial puede desencadenar otros de especies que si que lo tienen.
Hay algunas propuestas para mitigar, reducir o detener este problema.
Una de ellas en el campo de la geoingeniería consiste en sembrar con hierro molido buena parte del océano para facilitar el crecimiento de fitoplancton que absorba en dióxido de carbono liberando oxígeno y formando carbohidratos. Por lo visto aumenta la productividad del fitoplancton en hasta un 30%. El problema es llevarlo a cabo y los efectos secundarios que pueda tener una acción de ese tipo.