En esta entrada han
colaborado: Erika Shakova, Lorena Onrubia, Paula Pons
Elemento químico, metálico, de símbolo
Mg, colocado en el grupo II del sistema periódico, de número atómico 12, peso
atómico 24.312.
El nombre procede de Magnesia,
que en griego designaba una región de Tesalia
(Grecia).
El inglés
Joseph Black
reconoció el magnesio como un elemento químico en 1755. En 1808 Sir Humphry Davy
obtuvo metal puro mediante electrólisis
de una mezcla de magnesia y HgO.
Es
blanco plateado y muy ligero. El estado
del magnesio en su forma natural es sólido (paramagnético) Se vuelve ligeramente mate al aire al formar una
capa de óxido compacta que impide que el proceso continúe
Tres isótopos naturales: 24-Mg (78,99%), 25-Mg
(10,00%) y 26-Mg (11,01%). Quince isótopos inestables cuyos períodos de
semidesintegración están comprendidas entre 20 milisegundos (34-Mg) y 20,91
horas (28-Mg).
El magnesio es el octavo elemento más abundante en la
Tierra, el segundo -tras el sodio- en el mar y el quinto más abundante del
organismo humano. Se halla en cantidades importantes
en muchos minerales rocosos, como la dolomita, magnesita, olivina y serpentina.
Además se encuentra en el agua de mar, sales subterráneas y lechos salinos. Es
el tercer metal estructural más abundante en la corteza terrestre, superado
solamente por el aluminio y el hierro.
El magnesio es a la vez
fuerte y ligero. Esto lo hace ideal para su uso en piezas de automóviles y
camiones. A menudo es aleado con otros metales fuertes (por ejemplo, el
aluminio).
Debido a su bajo peso y
buenas propiedades mecánicas y eléctricas, el magnesio se utiliza para la
fabricación de teléfonos móviles (también llamados teléfonos móviles),
ordenadores portátiles y cámaras. También se puede utilizar para hacer otros
componentes eléctricos.
Como el magnesio produce una
luz blanca y brillante cuando se quema, es ideal para su uso en la fotografía
con flash, bengalas y fuegos artificiales.
Se obtiene principalmente por electrólisis
del cloruro
de magnesio, método que ya empleaba Robert Bunsen,
obtenido de salmueras,
boquerones y agua de mar.
El magnesio capta la energía
solar y la potencia, formando compuestos químicos que los organismos son
después capaces de sintetizar. Al mismo tiempo, permite liberar el oxígeno
necesario para las funciones respiratorias.
La mitad del magnesio de
nuestro organismo se encuentra en los huesos, y la otra mitad está implicada en
procesos celulares, realmente importantes.
Toma parte en el mantenimiento de la glucosa y otras partículas nutrientes, para que posteriormente se pueda aprovechar la energía de éstas.
Toma parte en el mantenimiento de la glucosa y otras partículas nutrientes, para que posteriormente se pueda aprovechar la energía de éstas.
El 60% de las necesidades
diarias se depositan en los huesos, el 28% en los músculos y el resto en los
tejidos blandos -principalmente, corazón, cerebro, hígado y riñones-, y el 2%
restante en los líquidos corporales.
Entre las principales
funciones y propiedades del magnesio hay que destacar la activación de
vitaminas, enzimas, la formación de estructuras óseas y dentales, proteínas y
anticuerpos, el mantenimiento de la viscosidad del líquido sinovial y la ayuda
en el metabolismo de síntesis de los lípidos. Además, tiene una misión
anti-estrés, antitrombótica, antiinflamatoria y cardioprotectora.
Su ausencia se refleja por la
aparición de variados síntomas: hipertensión, alteraciones gastrointestinales,
trastornos menstruales, debilidad muscular (acompañada de calambres, espasmos,
tirones, temblores, entorpecimiento y hormigueo), fatiga, somnolencia,
convulsiones, depresión, astenia, pérdida de apetito, náuseas, deterioro de la
capacidad intelectual (confusión, desorientación, alteraciones de la conducta,
etc.), estreñimiento y mayor probabilidad de formar perniciosos depósitos de
calcio en riñones, vasos sanguíneos y corazón. También aumenta el riesgo de
padecer accidentes cardiovasculares.
Hay alimentos que, de por
sí, son muy ricos en magnesio. Las fuentes más conocidas de magnesio son el
cacao, las semillas y frutas secas, el germen de trigo, la levadura de cerveza,
los cereales integrales, las legumbres y las verduras de hoja. También se
encuentra, pero en menor cantidad, en carnes, lácteos y frutas.
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