domingo, 12 de diciembre de 2010

LAS VACUNAS

Aportación de Wendy Romero:

La palabra vacuna se remonta a 1796 cuando Edward Jenner protagonizó la primera victoria del hombre contra los virus Las vacunas son compuestos antigénicos que se inoculan en el organismo provocando una respuesta inmunitaria que protege de determinadas enfermedades infecciosas.
El término inmunidad deriva de la voz latina immunitas, que significa exención o privilegio. Los primeros datos sobre inmunización se remontan a la época de Tucídides, un historiador y militar que nació en Atenas en el año 460 a. C. Durante la peste que asoló Atenas, Tucídides advirtió que las personas que habían padecido la enfermedad quedaban protegidas de la misma.
La vacuna tal y como la conocemos hoy no se descubrió hasta 1796. Edward Jenner fue el primer médico que la utilizó. Este médico inglés advirtió que algunos ganaderos de la zona de Berkeley habían contraído una enfermedad que, aunque era propia del ganado, les provocaba lesiones en la piel. Lo sorprendente era que estos ganaderos no contraían la viruela, una enfermedad muy contagiosa que entra en el cuerpo por la mucosa orofaríngea o respiratoria y provoca graves lesiones en la dermis y en todo el organismo. Jenner extrajo una muestra de una de estas lesiones, llamadas vesículas, procedente de la mano de una ganadera que había sido contagiada por el ganado, y se la inoculó a un niño sano de ocho años, que desarrolló levemente las lesiones dérmicas. Transcurridos unos meses, Jenner inoculó al niño el virus de la viruela, y el menor no desarrolló la enfermedad. Gracias a Jenner, y a la aplicación de su vacuna, se logró erradicar la viruela en 1977.
A partir de 1870 el químico y bacteriólogo francés Louis Pasteur centró sus investigaciones en las enfermedades infecciosas. Sus excelentes resultados le permitieron obtener la vacuna del carbunco, el cólera de los pollos y la rabia humana. En términos médicos el descubrimiento de la vacuna de la rabia es especialmente significativo, ya que puede utilizarse incluso después de la infección. En los países desarrollados la vacunación a los grupos de riesgo, establecidos por criterios internacionales, ha permitido reducir entre un 95% y un 99% algunas enfermedades

1 comentario:

  1. ¿Crees que debería existir un calendario de vacunas oficial y obligatorio para todas las Comunidades? ¿Te parece necesario que todas las vacunas de reciente aparición estén financiadas por el sistema sanitario? ¿Qué opinas del hecho de que algunos padres opten por no vacunar a sus hijos? Y, si tú has decidido no vacunar a tus hijos, ¿cuáles son los motivos que te han llevado a tomar esta decisión?

    Aunque la cobertura vacunal en nuestro país se sitúa alrededor del 97 por ciento, superior al de muchos países desarrollados, la aparición progresiva de nuevas vacunas - como la del rotavirus, la varicela o el VHP (Virus del Papiloma Humano) –, añadida al hecho de que el calendario vacunal depende, en última instancia, de las Comunidades Autónomas, hace que no todas las vacunas disponibles estén incluidas en los calendarios obligatorios.
    En consecuencia, se da el caso de que, en unas Comunidades, algunas de las vacunas de más reciente introducción están cubiertas por el Sistema Sanitario, mientras que en otras, los papás deben costeárselas, si quieren proteger a sus hijos de determinadas enfermedades. Sin embargo, la AEP (Asociación Española de Pediatría), a través de su comité de expertos, recomienda un calendario vacunal sin carácter obligatorio. Salvo algunas excepciones o variaciones, el calendario propuesto por la AEP es muy similar al que se aplica en la mayoría de Comunidades Autónomas.

    Vacunas: pros y contras
    La conveniencia de administrar vacunas a los niños, con el fin de protegerles de enfermedades muy peligrosas, es algo que parece estar fuera de toda discusión.
    Y es indudable que la vacunación generalizada de la población española ha logrado erradicar enfermedades temibles. Sin embargo, en los últimos años, se ha generado una corriente escéptica, e incluso contraria, a la aplicación de vacunas. De hecho, un número creciente de padres evita vacunar a sus hijos, debido a sus convicciones.
    Estos padres aluden a los perjuicios que los efectos secundarios de las vacunas pueden causar a sus pequeños, entre otras razones.

    A favor de las vacunas
    Las vacunas han salvado a muchas personas de distintas enfermedades infecciosas, cuyo curso puede ser muy dramático. Mediante las vacunas las clásicas enfermedades infantiles como el sarampión, la rubéola, las paperas, la varicela, la tos ferina o la poliomielitis, son inofensivas. Por ejemplo, el sarampión puede causar meningitis e incluso la muerte, las paperas pueden causar daño al cerebro, inflamación de los testículos con riesgo de esterilidad. Si la mayoría de la población es vacunada, se pueden erradicar los agentes patógenos a menudo a nivel regional o incluso a escala mundial.
    En contra las vacunas
    La vacunación no siempre es inofensiva. Hay varias vacunas que conllevan una serie de riesgos, algunos peligrosos.

    Las vacunas pueden dar lugar a una mayor susceptibilidad a las alergias y debilitar el sistema inmunológico. En raros casos algunos niños sufren después de la vacunación un colapso circulatorio o convulsiones que pueden propvocarle lesiones físicas.

    Los más contrarios a la vacunación también sugieren que la vacunación puede promover la diabetes. Estudios recientes, sin embargo, apoyan la conjetura que las vacunas habituales no aumentan el riesgo para la aparición de diabetes tipo 1.

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